martes, 17 de enero de 2012

La sirena de Myr



Mi querida Myr del blog “De amores y relaciones” me envió por correo el vídeo con esta divertida canción que se titula La Sirena, interpretada por Luís Felipe González. Nunca antes la había escuchado, la verdad, así que muchísimas gracias, querida amiga.


Me dice Myr que el enlace al vídeo se lo dejó Gelu, del blog “Penélope aguarda en Ítaca” en un comentario que hizo en su blog sobre un cuento que escribió y publicó Myr, en la que la protagonista es una sirena y que ella tituló “En la pasión del momento”.

Aunque Myr vive en Israel, este verano estuvo haciendo un pequeño tour por nuestro país y se pasó por mi casa un par de días, nuestro segundo encuentro real; el primero fue en Burgos, en nuestra comida quijotesca. ¡Qué bonitos estos enlaces y encuentros blogueros!, ¿no os parece?

Os dejo ya con la historia que escribió Myr, el vídeo de Gelu y os invito también a pasaros por sus blogs, pinchando en los enlaces.

Enrique, ansiaba en el fondo, cambiar de vida. Había cumplido 52 años y hacía tiempo que sentía que su vida estaba cayendo en una monotonía apagada y gris, por lo que en un deseo de darle un nuevo giro, decidió que era hora de probar algo diferente. Así que, se levantó temprano esa mañana en cuestión y con algo de esfuerzo, llamó a su oficina pidiendo le concedieran las vacaciones que desde hacía tres años no se tomaba, alegando imperiosa necesidad de tomárselas ahora, porque se sentía muy agotado. Como si por ejercitar ese derecho, tuviera necesidad de justificarse. Pero así era él de culposo. Sabía muy bien que le gustaba viajar y lo había pensado hacer después de que su mujer se fugara con Alberto -a quien hasta entonces lo había creído su mejor amigo- pero en lugar de tomarse ese descanso lejos de su tierra natal para olvidar, para cambiar de óptica, o siquiera encontrarse a sí mismo -que no es poco-, se sumergió en cambio en el trabajo. Era ingeniero hidráulico, algo que de verdad, le apasionaba y que ahora -dadas las circunstancias- le servía también de anestésico.

Uno de sus logros por los que más orgullo sentía era el de haber fundado "La semana internacional del agua", un Congreso en el que anualmente se reunían los grandes especialistas mundiales en la materia. Aquellos hombres y mujeres conscientes de la importancia de preservar este recurso natural tan importante, pues el agua -como sabemos- es la esencia de la vida y sin ella, la extinción de nuestra especie, es un hecho. Pero ahora Enrique estaba extenuado, deprimido, con un sentimiento de vacío que lo atormentaba y en el que sentía que se hundía cada vez más, por lo que en un acopio de sus últimas fuerzas llenó de aire sus pulmones, salió a la calle y compró finalmente el billete de avión.

La pequeña nave aterrizó en el aeropuerto San José de Costa Rica. Enrique fue uno de los primeros pasajeros en descender. Después de pasar migraciones, un taxi lo llevó -como estaba previsto- al Barceló San José Palace.

Al día siguiente nuestro amigo, excitado y por primera vez en mucho tiempo, alegre como un niño con un juguete nuevo, alquiló un jeep y condujo ilusionado hasta la Playa Cahuita, en el cantón de Talamanca. El aroma de las flores lo embriagaba, el sol acariciaba su piel y el mar.... ¡¡¡Oh el mar!!! Pronto llegaría a la playa ¡Cómo deseaba bañarse en el Mar Caribe y chapotear en sus aguas cristalinas!.

Y allí la vio. Era el ser más esplendoroso que jamás hubiera visto. Una larga cabellera castaña caía por sus hombros en voluptuosa catarata. Su piel era bronceada y tersa. Sus ojos de un verde intenso y sus labios carmesí, carnosos como una fruta fresca, dejaban entrever en la sonrisa sus dientes de nácar. Sentada en la roca, como una aparición, como un ángel celestial, sostenía en sus manos un laúd. ¿Un laúd? se preguntó Enrique con sorpresa mientras frotaba sus ojos, ¿Hay alguien que aún hoy ejecuta este instrumento? Sin embargo, ahí estaba ella, esta extraña diosa, cuyos dedos finos tensaban las cuerdas .¡¡¡Qué melodía dulce, qué voz maravillosa!!!

Enrique no podía salir de su estupor, embobado, nadó hasta la roca en que esa mujer -que convirtió en su amada- tocaba la música. Ahí permanecían juntos en las horas diurnas, pero al caer la noche se separaban, pues ella retornaba a las profundidades del mar, dónde él no podía seguirla y él, cabizbajo y mustio enfilaba a su hotel.

Mas hete aquí que un día cuando estaba Enrique sentado en la roca cerca de esta mujer-ángel-sirena o lo que fuera, los vientos comenzaron a soplar muy fuerte, las olas se alzaron iracundas y rugientes hasta el cielo, para romper minutos más tarde con estrépito en la roca, arrastrando con ellas a Enrique y a la sirena en un agitadísimo remolino infernal.

Cuentan los lugareños que de tanto en tanto aparecen las figuras de los amantes en la roca al tiempo que una dulce melodía se escucha. Lo cierto es que los pecadores al tirar sus redes en la cercanía del lugar, las recogen llenas de peces y prosperidad reina en la aldea. Pero un día, en la red de uno de los pescadores apareció el cadáver de un hombre, al parecer, ahogado. La policía acudió al lugar y éste fue llevado a la morgue del pueblo.

El médico forense se preparó entonces para proceder a la identificación de la víctima, para iniciar luego la autopsia reglamentaria. Mientras lo hacía, sus ojos se posaron en el rostro sin vida y captó una extraña sensación de paz. Continuando con su observación, vio que el puño izquierdo estaba cerrado, como guardando con fuerza algún secreto. Cuando por fin el médico lo logró abrir -rompiendo los huesos con un martillo, tal era el rigor mortis- rodó de él un huevo de cristal con un fondo marino de rocas, agua, peces y corales. El médico lo observó más atentamente y vio sobre una roca, a nuestro Enrique y a la Sirena tiernamente abrazados; al agitarlo, cayeron aromáticos pétalos de rosa y el sonido de un laúd llenó la estancia. Instintivamente su vista se volvió a la camilla en donde tenía acostado al cadáver, pero grande fue su sorpresa al ver que la mesa de autopsia estaba vacía.




1 comentario:

  1. Muy buena historia la de Myr...
    Por cierto, posiblemente el 14 de febrero viaje a España para conocer muchos de mis queridos colegas blogueros, es verdad, es bueno conocerse en persona.
    Un beso.
    HD

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